La Iglesia católica considera que "los padres deben encauzar la fiesta de Halloween", que cada año es más popular entre niños y adolescentes en España, "hacia lo bueno, y no fomentar el terror y la muerte". El director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, el padre Joan María Canals, ha explicado que Halloween "no es inocente, pues tiene un trasfondo de ocultismo y de otros tipos de corrientes que dejan su huella de anticristianismo".Canals asegura que en Halloween "se afirma que los niños se deben divertir como lo hacen con otras fiestas. Se disfrazan de brujas, vampiros, fantasmas, con máscaras de cadáveres, esqueletos. Los padres favorecen este tipo de fiesta y que jueguen con elementos de muerte, pero ellos mismos son los que, cuando muere un familiar, los apartan para que no vean al familiar muerto. En este caso la pedagogía se resiente por falta de lógica".
"La Iglesia católica en la fiesta de Todos los Santos celebra la santidad de Dios en los Santos. El Evangelio de este día es el texto del sermón de las Bienaventuranzas que es el programa de vida presentado por Jesús a todos los que le quieren seguir y comprometen su vida por el Evangelio", añade Canals. Al día siguiente, la Iglesia católica celebra la conmemoración de los fieles para recordar difuntos, orando por ellos, lo que constituye "una fiesta que estimula a la vida, y no a la muerte".
Sacrificios de niños
En este sentido, ha indicado que "la piedad cristiana recomienda la visita al cementerio para orar por ellos y por los familiares que experimentan el dolor de la separación humana". "A los niños, por un sentido pedagógico, es necesario que descubran el valor de la vida y de la bondad y no fomentar la muerte. Los niños se abren a la vida y no a la muerte", recalcan. A este respecto, la Iglesia católica recuerda que la fiesta de Halloween se celebra en la noche del día 31 de octubre porque en esa noche los celtas rendían culto al dios de la muerte y de las tinieblas con sacrificios animales y humanos. La fiesta se remonta a unos 300 años antes de Cristo y, muchos siglos después, su celebración ya modernizada pasó de Irlanda a EE UU a través de la gran ola de emigrantes a Norteamérica en el siglo XIX.
"Ha sido el cine americano el que lo ha extendido por el mundo y, por lo tanto, también en nuestro país. Por esta influencia, desde hace unos años se va extendiendo cada vez más, sin saber muy bien qué se celebra", concluye el director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la CEE.
Publicado en El País - 30/10/2008